¿Qué consume más inducción o vitrocerámica? Si estás pensando en renovar tu cocina, habrás considerado ya las ventajas y desventajas de los tres principales sistemas de cocción: gas, vitrocerámica e inducción.

Existen diversos factores que pueden hacer que te inclines por una opción u otra: precio, seguridad, limpieza, rapidez, etc. Aquí, sin embargo, queremos centrarnos en un aspecto clave al que, a menudo, no se presta la suficiente atención: el consumo energético. No vamos a analizar ahora el gas, sino las placas eléctricas, que son las preferidas en la gran mayoría de los hogares.

La respuesta a la siguiente pregunta puede ayudarte a tomar la decisión correcta: ¿Qué consume más inducción o vitrocerámica?

Te resolvemos la duda inmediatamente: la eficiencia energética de una placa de inducción es mucho mayor.

¿Por qué la cocina de inducción consume menos?

Aunque su aspecto externo es muy parecido, conviene recordar las diferencias fundamentales entre las placas de inducción y las placas de vitrocerámica:

  • La vitrocerámica es básicamente una cocina eléctrica cubierta con una placa de cerámica vitrificada. La inducción también utiliza la energía eléctrica, pero lo que produce el calor son unas bobinas situadas bajo la placa que generan un campo magnético.
  • Las placas de inducción son más rápidas. Calientan de manera casi instantánea. La vitrocerámica tarda más en calentar y en enfriar.
  • Podemos cocinar en una placa de vitrocerámica con cualquier tipo de menaje, siempre y cuando sea plano. Para la cocina de inducción necesitamos utensilios compatibles. Solo admite sartenes y ollas con base metálica ferromagnética. Esto significa, por ejemplo, que no es posible cocinar ciertos guisos tradicionales que requieren cazuelas de barro.
  • La inducción solo funciona cuando tiene un recipiente encima. Al retirar la olla, la placa se apaga automáticamente. Por ello, es un método más seguro y recomendable cuando hay niños pequeños cerca: evita quemaduras.
  • Debido a la razón anterior, la limpieza de las cocinas de inducción es también más sencilla, ya que gracias a su sistema de apagado, evitamos que se queme la placa.
  • Las cocinas de inducción son más caras que las de vitrocerámica.
  • Por último, la eficiencia energética de la inducción es mucho mayor, lo que se traduce en un menor gasto y, por tanto, en una menor contaminación ambiental. Desarrollemos un poco más este último punto.

Comparación de eficiencia energética entre inducción y vitrocerámica

La mayor diferencia entre la vitrocerámica y la inducción es el modo de transmitir el calor a los recipientes. Gracias a su tecnología basada en el electromagnetismo, la inducción evita casi por completo la dispersión de calor. Esto hace que los tiempos de cocción se reduzcan de manera significativa y que los alimentos se cocinen uniformemente en la olla o la sartén. Como consecuencia, el gasto de energía es mucho menor.

Antes de analizar el consumo real, debemos recordar que existen diferentes tipos de placas en el mercado, algunas de ellas fabricadas para optimizar el consumo energético. Debemos tener también en cuenta que el rendimiento puede verse condicionado por el tamaño de la olla y el material, así como por la potencia a la que la utilizamos. Considerando todas estas variables, resulta difícil dar números concretos, pero veamos algunos datos muy ilustrativos.

Principales diferencias

  • Una cocina de inducción tiene una eficiencia energética del 90 % frente al 40 o 50 % de la vitrocerámica.
  • ¿Cómo se traduce este dato en nuestra factura de la luz? La inducción consume entre un 30 y un 40 % menos que la vitrocerámica, lo cual es un ahorro importante.
  • El 75 % de la energía que utiliza una placa de inducción se utiliza para calentar el menaje. En otro tipo de placas, se calcula que es apenas del 50 %.
  • Puesto que el contenido del recipiente se calienta mucho más rápidamente y de forma homogénea, el ahorro es también considerable.
  • La potencia máxima de una placa suele estar indicada en kilovatios por el fabricante en los manuales de instrucciones. Suele variar entre los 3,7 y los 7,6 kilovatios y se aconseja no pasar del 70 % de potencia. La ventaja de un sistema tan eficiente es que no resulta necesario utilizar todas las placas al máximo, ni siquiera en casos de cocciones que requieran mucha potencia.
  • Aunque el consumo de energía sea muy inferior, el calor generado por una placa de inducción es del todo equivalente al de la vitrocerámica.
  • A pesar de que la inducción suponga un desembolso inicial bastante superior al de otros tipos de cocina, resulta la opción más económica a largo plazo.
  • Utilizar los utensilios ferromagnéticos fabricados exclusivamente para este tipo de cocina puede parecer un problema en un primer momento. Sin embargo, como conservan mucho mejor la temperatura también contribuyen a ahorrar energía.
  • Favorece el consumo sostenible y reduce las emisiones derivadas de la dispersión de calor y de gas.
  • No nos olvidemos de la ventaja que supone la inducción en caso de algunos descuidos frecuentes en la cocina. Si retiramos el recipiente, la placa se apaga y deja de consumir energía. No ocurre lo mismo con otros sistemas que permanecen encendidos con o sin menaje.
  • Invertir en una placa de bajo consumo puede hacer que el ahorro de energía alcance el 50 %.